domingo, 13 de noviembre de 2011

I CAN TELL YOU’RE TIRED OF BEING LONELY, TAKE MY HAND DON’T LET GO BABY HOLD ME, COME TO ME LET ME BE YOUR ONE AND ONLY, SO I CAN MAKE IT ALRIGHT TILL THE MORNING


A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
Pablo Neruda.


-¡Levántate, idiota! -dijo mientras tiraba de la sábana y a su titiritera voz se alzaba con una fingida irritación. Recordó como le había preguntado anoche, inesperadamente, sobre el moretón que tenía y solo había contestado con su beso silenciador.
-Él se removió en la cama e hincó el codo en el colchón mientras se intentaba peinar con las manos su revuelto pelo. Miró su pequeño cuerpo desnudo, era realmente preciosa, pero era una niña, pensó, aunque ese pensamiento desaparecía cuando sus salvajes ojos verdes le cazaban.
-Supongo que no puedo esperar el desayuno en la cama, ni un “¿Qué tal has dormido, cariño?, ni unas palabritas cariñosas.
-Exacto, ahora sal de ahí que eres un gandul. –indicó mientras acomodaba las manos en sus caderas, como una tetera.
-¡Pero dame un beso de “Buenos días” para despejarme, chiquitina!
 Charlotte gateó por su cuerpo y se colocó a gatas encima del chico que sonreía más, cuanto más cerca estaba ella. Le dio un insípido beso en los labios y añadió:
-¿Contento? ¡Ahora sal de mi casa!
-¡A mi no me habla así señorita! -Chuck la agarro por la cintura tumbándola hacía un lado y estacionándose encima de su cuerpo - ¿Y ahora qué, eh?
Ella intentó atrapar con los dientes su labio inferior.
-No, no, no, como sigas siendo así de mala no me va a quedar otra que ponerte un bozal –rió mientras Charlotte, encadenada por las manos de él que ceñían sus muñecas a los lados de su cuerpo, enfurecía de rabia. –Dame un beso auténtico.
Acercó sus finos labios a los de él y se pegó a ellos. Lo que empezó siendo un beso molesto sin ganas de darlo, hizo que su pulso acelerara y se negó a pararlo aunque su orgullo se lo pidiese. Era un juego de lenguas que se entrelazaban y jugaban a la velocidad en la que la temperatura subía. Él se levantó repentinamente y dijo mientras una sonrisa burlona pintaba su cara y la de ella se teñía de un odio salado:
-Tienes razón, creo que debería irme, ¡se está haciendo tarde y tú lo único que haces es entretenerme!









Quedarán pocos días de colegio, pero se me están haciendo eternos... Verano, por favor.

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