miércoles, 3 de agosto de 2011

la buena reputacion es conveniente dejarla caer a los pies de la cama…

Si era una despedida... no parecía. Supiste acariciarme como quería y eso me gusto, un beso me calló y de repente mi ropa desapareció. No se bien que fue lo que paso pero mi monologo que había preparado hace días atrás quedo en el piso junto con nuestra ropa interior. Todo fue rápido e intenso y sin embargo me gusto tanto... Hicimos que de nuestras bocas solo salgan halagos y sinceramente con una palabra humedeciste mis labios, me serenaste y de ahí en más me manejaste a tu forma. Quisiste que sea cruel con vos pero no podía, te miraba y me derretía... Tirados en la cama te confesé: sin vos no se que hacer.

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