...sintiéndome casi desorientada entre tantas luces, casi como una sombra vagabunda en una noche solitaria, o como un suspiro inoportuno en medio del silencio, casi como una casualidad entre tanto destino escrito.
Y allí estaba él también, llenando al aire de oxígeno, poniendo algo de magia al amanecer y romanticismo a la lluvia.
Allí estábamos los dos, de nuevo los dos en un encuentro sin motivo, llenándonos con besos sin razón, amándonos, queriéndonos de nuevo, hablando piel a piel, yo buscando tocar su alma, él robándome la parte de la mía que aún me quedaba. Yo hablándole sin decir nada e intentando escuchar algo en su silencio, pretendiendo leer algo en su tacto. Él, enamorándome, volviéndome solo de él otra vez.
¿Por qué? Bueno, a ver, cómo te lo explico… digamos que mi vida es como una alfombra blanca y vos caminaste sobre ella con los zapatos embarrados, decime ahora como borro las huellas…
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