martes, 21 de diciembre de 2010

No cometas el crimen varón, si no vas a cumplir la condena.

Después de algún tiempo aprendí la diferencia entre dar la mano y socorrer un alma, y aprendí que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad. Comenzé a aprender que los besos no son contratos, ni regalos, ni promesas, comenzé a aceptar tus derrotas con la cabeza agachada y la mirada al frente, con la gracia de un niño y no con la tristeza de un adulto; y aprendí a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana me es incierto para los proyectos y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío. Después de un tiempo aprendí que el sol quema si me expongo demasiado, acepté incluso que las personas buenas podrían herirme alguna vez y necesitaré perdonarlas. Aprendí que hablar me puede aliviar los dolores del alma.. Descubrí que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que vos también vas a poder hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de tu vida. Aprendí que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de la distancias, y que no importa qué es lo que tengo, sino, a quién tengo en la vida, y que los buenos amigos son la familia que me permití elegir. Aprendí que no tengo que cambiar de amigos, si estoy dispuesta a aceptar que mis amigos cambien. Me dí cuenta que puedo pasar buenos momentos con mi mejor amiga haciendo cualquier cosa o simplemente nada, sólo por el placer de disfrutar de su compañía. Descubrí que muchas veces tomo a la ligera a las personas que más me importan y por eso siempre debería decirle a esas personas que las amo, porque nunca voy a estar segura de cuando será la última vez que las vea. Aprendí que las circunstancias y el ambiente que me rodea tiene influencia sobre mi, pero yo soy la única responsable de lo que hago. Comenzé a aprender que no me debo comparar con los demás, salvo cuando quiero imitarlos p a ra m e j o r a r. Descubrí que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quiero ser, y que el tiempo es corto. Aprendí que no importa a donde llegué, sino a donde te dirijo y si no lo sé cualquier lugar sirve. Aprendí que si no controlo mis actos ellos me controlarán y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados. Aprendí que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias. Aprendí que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrí que algunas veces, la persona que espero que me patee cuando me caigo, tal vez sea una de las pocas que me ayuden a levantarte. Madurar tiene mas que ver con lo que he aprendido de las experiencias, que con los años vividos. Aprendí que hay mucho más de mis padres en mi de lo que supongo. Aprendí que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son estupidos, porque pocas cosas son tan humillantes y sería una tragedia si lo creyese porque le estaré quitando la esperanza. Aprendí que cuando siento bronca, tengo derecho a tenerla, pero eso no me da el derecho a ser cruel. Descubrí que sólo porque alguien no me ama de la forma que quiero, no significa que no me ame con todo lo que puede, porque hay personas que me aman, pero que no saben como demostrarlo.
No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces voy a tener que aprender a perdonarme a mi misma. Aprendí que con la misma severidad con la que juzgo, también voy a ser juzgada y en algún momento condenada . Aprendí que no importa en cuantos pedazos mi corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregle. Aprendí que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, tengo que cultivar mi propio jardín y decorar mi alma, en vez de esperar que alguien me traiga flores. Entonces y solo entonces voy a saber realmente lo que puedo soportar; 
que soy fuerte y que voy a poder ir mucho más lejos de lo que pensé cuando creía que no se podía mas.

siempre hay alguien a la espera del momento justo para darte eso que necesitas.



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