Sabía que era verdad, que eran ciertas esas miradas. Sabía que llegaba al cielo solo con tocarte, pero que hacían falta mil noches y mil y un días para poder bajarme de ese trance que producía tu calor. Siempre entendí que me querías, de una forma u otra, pero me querías. Y es que yo también sentía que el motor aceleraba, y que por cada segundo que pasaba contigo te quería mas y mas y mas y mas y…, y es que solo tu voz era suficiente sonido para mantenerme en el mayor estado de felicidad que el hombre ha podido conocer. Que si joder, que estallaban los termómetros si nos rozábamos, que nadie sabe lo que es “infinito” hasta que no prueba sus besos, ni roza sus labios; y mira que hay tontos enamorados en este mundo…
¿Qué por qué pasaba todo tan rápido cuándo estaba con él? Por una simple razón:
Porque te quiero, porque te odio, y porque sin ti no puedo estar.
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